lunes, 1 de febrero de 2010


El último avatar

Les cuento

Les cuento, ya está. Estoy podrido de escuchar a recontra adictos y sin capacidad de estar en el mundo social. Recontra harto de estar yo hablando de este mundo social como potable. Cuando era jóven era más libre, más osado. Fue la mirada de Alberto Félix y su ojo polifémico. Fué una psicóloga tonta del Amheguino que me dijo que mi título no era un cursito. No lo será para vos, con tu puff de Morf y tu consultorio en Vicente Lopez y tus aspiraciones a especializarte en lo inespecializable. Si estabas aprendiendo me cago en tu diletancia. Para ser diletante hay que saberse corto y Morf vende objetos de paso. Si estabas de paso yo te digo acá que conmigo tu paso fue errante. Seguramente lo habrás aprendido con el tiempo cuando alguno te dejó varada en Punta Cana. La cana es así, aparece cuando no te lo imaginás, y no están formados , están desinformados. Estuve dos largos años trabajando con consignas que se trataban como trapos. Me cuesta aceptarlo, será mi culpa inextinguible pero el año pasado le di ánimo a un asesino. Me emocionaba hasta las lágrimas con mis intervenciones optimistas. No sos solo eso. Las dueñas del pabellón en dónde trabajo también son asesinas. Aunque no son solo eso. Deben tener en su haber adjetivos calificativos aún no creados. Lo que las nombra es un neologismo que no está en circulación. Tampoco son solo ese neologismo. Pero la condena del Rey Lear caerá sobre todos y contra todos. Existe una tempestad aún más perturbadora que la de la peli 2012 y un mundo menos azul que el de Avatar. James Cameron fue a los Golden Globe llevando a sus actores como si fueran títeres. Un titiritero megamillonario orgulloso de imprimir una condena virtual hasta sobre el cuerpo de actrices reconocidas. Pero James no es El Amo. Existe una determinación elíptica, por fuera de los avatares, en donde no quedará títere con cabeza. The Last. Ya van a ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario